Siempre acercándome a esa carrera hacia los Premios Oscar 2025, quiero detenerme un momento en esta controvertida película, que está poniendo sobre la mesa discusiones y temas muy relevantes para el cine.
Hacer una reseña de esta arriesgada película sin hacer spoilers, es muy difícil, pero trataré de ceñirme a no más de lo que ya el tráiler y la sinopsis oficial develan.
Es una película que recomiendo ver, si es posible, antes de la gala de los premios Oscar, pues ahí pueden pasar varias cosas… que triunfe con varios premios por las nominaciones que tendrá o que sea una de las propuestas más audaces que se quede en las puertas de entrar a la gloria del mundo del gran espectáculo por esa puerta grande; es una producción que está cosechando ya muy buena taquilla, anexada ya al catálogo de Netflix y sobre todo, generando muchas opiniones encontradas y muchísima polémica.

“Emilia Pérez” es un rara avis musical queer de Jacques Audiard, un creador que no es la primera vez que usa un género cinematográfico alterando o descuidando sus paradigmas y nos ofrece una obra completamente fuera de serie, al menos de esas series; ya lo había hecho con el western “ Los hermanos sister” en 2018 con un elenco de lujo: Joaquin Phoenix, John C Reilly, Jake Gyllenhaal y Rudger Hauer entre otros, dicho sea de paso, la única película que yo había visto de él antes de “Emilia”, sin embargo, cuenta con una filmografía extensa y destacada, al menos entre las audiencias europeas, principalmente francesas donde lo ha ganado casi todo, ahora es casi seguro que le vendrá una primera nominación a los premios Oscar.
“Emilia” creada con guión espinoso, basado en un personaje de la novela francesa «Écoute» de Boris Razón, ambientada en la ciudad de México principalmente, oscila entre el melodrama cuasi ridículo de telenovela latinoamericana, pero con unos despuntes elocuentes de cine de autor, y no es un musical al uso, como ya lo he sugerido, por lo tanto su visionado puede ser o estimulante, o completamente desconcertante.
Sigue la historia de Rita, una abogada de dudosa y muy realista doble moral que sabe que, por muy cualificada que esté. no podrá sobresalir ni emerger de los estándares de una clase media baja en la ciudad de México. Es tentada a aceptar un millonario trabajo que implica ayudar a un narcotraficante a cambiar ilegalmente de vida, lo que la arrastra aplicándola de más, en esa otra nueva vida de crimen y redención.

Zoe Saldaña magistralmente da vida a esta sagaz abogada con unos momentos de sutil belleza actoral y otras situaciones de una fuerza y tensión dramática que crean los puntos más relevantes de la película. En las primeras secuencias del film, la narrativa nos presenta a Rita interpretada por Saldaña quien con mucha experiencia en la puesta en escena, cambia de registros actorales y musicales sentando las bases muy claras y contundentes de su personaje, el cual irá ascendiendo en intensidad hasta tener un arco narrativo espectacular. En todo momento que interactúa con todas las actrices del elenco, las hace superar y mantener un buen nivel actoral.
Karla Sofía Gascón, quien merece una nota aparte para conocer más sobre su historia de vida y carrera personal, interpreta a Manitas, un narcotraficante que luego se convertirá en Emilia Pérez, “la mujer que Manitas siempre quiso ser”. Ganadora junto a Saldaña del prestigioso Premio a Mejor Actriz en el Festival de Cannes (Ex aequo), tiene algunos momentos de lucidez actoral pero en general, cumple notablemente su trabajo de interpretación sin destacar, como sí lo hace su compañera Zoe, que llega a sobresaliente todo el tiempo y con varios momentos en los que se gana mención de honor. Karla, tal vez culpa de que su personaje no tiene tiempo de desarrollarse en el guión, en una mayor gama de grises sino que está lanzado casi solo en términos de negros y blancos emocionales, no logra jugar con sutilidades escénicas. Rescato como uno de mis momentos preferidos de toda la película, un espacio bien íntimo cuando Rita, le confirma a este capo de la mafia, que ya todo está listo y que su cambio de vida será tan efectivo, que todo mundo se olvidará de él, Manitas centrándose en la imagen de sus dos pequeños hijos, comparte sin quererlo un dolor muy profundo, logrado con esto, uno de esos pocos momentos en los que Karla logra una actuación fascinante.

Estimo que ambas estarán en la contienda para lograr las nominaciones, Saldaña la tiene casi asegurada, desde mi punto de vista, por su desempeño en escena y Karla, pueda que la ayude el impulso mediático que le acompaña para seguir abriendo puertas para la comunidad LGTBIQ+, y principalmente a las personas trans, en esta clase de premiaciones. Después de ellas están las actuaciones de Adriana Paz que con poco metraje en escena logra una actuación muy auténtica y valuable como actriz de apoyo en la narrativa. Finalmente, Selena Gómez, el eslabón mas débil de este elenco, de quien yo esperé mucho más por su experiencia en el show business y por ser estrella pop, pues su rol es de una muñeca de la mafia, donde pudo haber brillado con luz propia. Sin embargo, fuerza su personaje y no logra empatizar con el público, mucho de la responsabilidad por este fallo, es el uso de su mal español, que no lo logra lanzar los diálogos con seguridad y eso hace que ella no se sienta cómoda siendo ella misma, además que su personaje es el más estereotipado de todos dentro de la narración.


Algo que sí quiero destacar de la propuesta musical es que todas las actrices usan sus propias voces para cantar los diálogos versados y eso da muchísima genuinidad a esta pieza cinematográfica.
Esta película por su parte como producción, ha ganado entre otros, el premio del jurado en Cannes a Mejor Película y el Globo de oro a Mejor Película comedia o musical, importante por su mensaje sí, y a su vez, muy peligrosa por ese mismo mensaje, pues más allá de estar ambientada en el mundo del crimen organizado, (y que respeta mucho a las víctimas de ese cáncer social), es principalmente la historia de vida de una persona trans que necesita cambiar su exterior para acercarse lo más posible a su interior, como diría Antonia San Juan (La Agrado) en la obra maestra de Pedro Almodovar “Todo sobre mi madre”, a ser más “auténtica cuanto más se parezca a lo que ha soñado de sí misma”. Así encontramos en el medio de la película una de las canciones más potentes cantada en forma de Canon o polifonía, donde nos plantea el dilema filosófico en estas encrucijadas, de si los seres humanos cambiamos realmente algo de nuestra esencia al someternos a esas transformaciones exteriores o no, cuando lo que debemos cambiar los unos y los otros son los bloqueos mentales que nos atan y complican para poder vivir en un mundo cada vez más plural. Queda a la interpretación de cada quien, determinar si al final de la película, Manitas cambió realmente algo de su esencia con todo este ajetreo, ahí valoramos si ha merecido la pena haber hecho de esta manera, toda esta producción.
Llegando al final, es donde también encuentro una de las más grandes fallas de la película por su aceleración, un intento de glamorizar a lo Hollywood un personaje como Emilia, que si lo analizamos en realidad, no lo merece. Es de notar siempre que es una ficción y este final bien que mal, es completamente válido, pero comparado con el impetuoso, dinámico y formidable comienzo, deja al espectador con un sabor de boca un tanto peculiar.

Como un apartado especial es de mención que las canciones originales (parte fundamental del guión), son escritas por la cantante francesa Camille, que me encanta, así que ya quiero ir a buscar el soundtrack de esta intrépida producción, que no por sus interpretaciones en las canciones pero si quiero ver y oír como queda como producto aparte.
