CINE CONTEMPORÁNEO

El futuro perfecto y las trampas del lenguaje condicional.

La más reciente producción cinematográfica de la directora alemana radicada en Argentina Nele Wohlatz “El futuro perfecto” es una muestra de cine autentico que conquista al público.

No hay duda que Wohlatz realiza una encantadora película  honesta, sencilla y de alcances universales, una propuesta fílmica arriesgada porque juega con los tiempos indicativos desde dos lenguajes muy diferentes que evolucionan paralelamente a lo largo de la película: por un lado, el lenguaje verbal, y por otro, el lenguaje cinematográfico, honesta porque porque puede ser perfectamente su propia historia. Una chica que abruptamente se encuentra en un país extraño sin conocer la lengua, necesita urgentemente aprender esa lengua para sobrevivir, durante este proceso de aprendizaje se enamora de una persona que se expresa mejor en una tercera lengua. Esto parecería una simple paradoja de la comunicación, pero envuelve un profundo y sensible componente cultural y humano. Esta paradoja podría enmarcar el argumento de esta película, pero por muy complicado que parezca este contrasentido, demuestra que la barrera del lenguaje nunca es una limitante para imaginar “El futuro perfecto”.

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Xiaobin en su vida real y también como personaje dentro de la película, al igual que Wohlatz, llega a un país latinoamericano donde no solo el lenguaje es distinto sino también la manera en que los seres humanos nos relacionamos. La película sigue constantemente la vicisitudes de Xiaobin mientras aprende lo básico del vocabulario para sobrevivir y nos deja apreciar la valentía de esta agradable y bella jovencita por abrirse al mundo y por decisión propia, ser parte de una humanidad mas plural.

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En ese sentido, ésta bien lograda película es un relato honesto lleno de situaciones donde priman las reacciones mas que las emociones. Esperemos que con el tiempo todas las Xiaobin que llegan a nuestra Latinoamérica puedan igualmente construirse su plataforma de libertad, que les permita expresar su gama de emociones con la fluidez y la riqueza de nuestro bien condimentado idioma.

“El futuro perfecto” tiene el acierto estratégico de ser una película sencilla. su nivel básico de lenguaje cinematográfico acompaña perfectamente e intencionalmente al nivel básico de español de su protagonista. El énfasis en las secuencias de las dramatizaciones -escenificaciones de la vida- nos ayudan a ver representado en un nivel primario, como nos comunicamos con los otros seres humanos. Con ello, las actuaciones se tornan meramente denotativas, los gestos en casi toda la película, nos hablan de lo que están pensando los actores y no de lo que están sintiendo en un nivel más profundo.

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Para expresar emociones, el lenguaje debe llenarse de mayor riqueza verbal, el cine es prácticamente el campo de las emociones humanas, La sencillez del lenguaje es una cualidad más útil en escenarios científicos, por ello esta película es arriesgada, formalmente no se complica en coordinaciones ópticas y sonoras, mantiene un tono simple, académico, durante la mayor parte de la película, rompiéndolo únicamente en un momento especial con unas tomas evidentemente de registro casero que, finalmente, complementan y enriquecen el discurso fílmico de esta propuesta. Creo que la película adolece de algunos silencios que den paso a más expresiones gestuales y espacios visuales que también nos digan cosas, pero en términos generales es una obra que nos regala momentos de mucha comicidad y mucha sensibilidad haciéndola encantadora, como encantadora es su natural protagonista.

El equipo productor, artístico y técnico que ha dado vida a esta magnífica película ha creado un relato atemporal que, paradójicamente, subtitulado a cualquier idioma de nuestro planeta habla, en muchos idiomas a la vez, de una historia de drama humano universal, contado de una manera efectivamente sencilla y que llega a tener alcances globales por la honestidad de su directora, en su estructura, en su puesta en escena y sobre todo por la honestidad de su protagonista, Xiaobin Zhang.

 

Darwin Yaney Mendoza

 

 


“Kaili Blues” de Gan Bi, tan mentirosa como verídica, tan mitómana como lucida

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“Kaili Blues” y su aporte a la revitalización de un cinema más profundo, más poético, más libre, nos llega desde remotas locaciones en el sudoccidente de la Republica Popular de China. Como su título indica su epicentro se ancla en el pequeño poblado de Kaili donde Chen, un doctor local debe emprender un viaje para encontrar a su sobrino Weiwei y con esto, tratar de remediar asuntos de su pasado familiar aún sin resolver. Durante este viaje la película nos presenta una gama de personajes que junto al paisaje y a fragmentos poéticos recitados nos sumerge en un mundo de emociones étnicas y espirituales abrazadas todas, bajo el concepto humanista del blues.

 

Estas postales de la China actual, ancestral, convulsa, real y reaccionaria están siendo mas frecuentes desde que el cine contemporáneo de la China continental desafía la censura y saca a la luz la profundidad de las problemáticas de la llamada segunda potencia mundial. Ya en 2012 Wang Bing nos presentaba “Tres hermanas” y en 2013 Jia Zhang ke “Un toque de pecado”, como ejemplos de ese nuevo cine mas puro que necesita de la participación activa del espectador. Edgar Morin lo definiría como el cine que “representa y al mismo tiempo significa. Eleva lo real, lo irreal, el presente, lo vivido, el recuerdo, el sueño, al mismo nivel mental común. Al igual que el espíritu humano, es tan mentiroso como verídico, tan mitómano como lucido”.

 

Uno de los elementos más representativos en esta película es el tiempo, representado en los relojes (reales o simbólicos). Gan bi mediante un magistral uso de la cámara, nos sumerge en el tiempo de Chen que comienza su viaje en la propia locación de Kaili donde se mueve de un personaje a otro, quienes de alguna u otra forma, lo van ahogando a él en el pasado y advirtiéndole del futuro. Su travesía lo hace llegar a otro poblado donde todo parece ser relativo y orgánico. Las personas con las que nuestro protagonista interactúa nos sugieren un vínculo muy fuerte con él, a través de los diálogos, muchas veces confusos, podemos libremente ir conociendo más de su interior. En este momento el film ha tomado forma en una road movie muy particular pues el recurso técnico de cámara es fantásticamente usado para hacernos parte en tiempo real de un no tiempo.

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La cámara, principalmente en un magistral plano secuencia, es su elemento narrativo principal, como lo es la naturalidad e ingenuidad de los actores a lo largo de toda la trama. Bi nos envuelve en una atmosfera mágica, imaginaria, identitaria y crítica de la China actual. Toda la carga cultural de esta película es presentada sin patrones convencionales de comunicación gracias al recurso poético de la música, la poesía, los ruidos, los gestos, los giros y las bellas imágenes que la conforman y hacen un Cine que se debe degustar como si se escuchara un Blues.

Darwin Mendoza

 

 

 


Fuego en el Mar | Texto publicado en el blog del CRFIC ´17

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FUOCOAMMARE – El fuego que está tocando nuevamente el mar.

Al extremo Sur de Italia, la isla de Lampedusa tras las grandes guerras del pasado, ha mantenido un estilo de vida tranquilo y pausado, siendo famosa mayormente por su atractivo turístico; sin embargo, en los últimos 20 años, esa tranquilidad se ha ido trastocando, in crescendo, mayormente por su atractivo geográfico.

Esta pequeñita isla europea está ubicada a pocas millas del norte de África – uno de los territorios en guerra más hostiles para los seres humanos de nuestro tiempo- un alarmante incremento en la migración desesperada y precaria de África a Europa, que a través de esta vía, se representa como el fuego que está tocando nuevamente el mar en esta parte del mundo. Fuocoammare (2016), el más reciente trabajo documental del director italiano Gianfranco Rosi arriba a nuestro puerto como un magnífico film, que por su sencillez de tratamiento, nos acerca de una manera efectiva a esa realidad tan urgente y cruda.

La estructura narrativa del film está sustentada mayormente por un trabajo de montaje que ordena la visión del director; ya que, la fotografía se limita a registrar secuencias fragmentos de realidad donde las personas -que son el centro de atención en estas secuencias-  ignoran deliberadamente, unas, y otras simplemente, no pueden dar importancia a la presencia del aparatus cinematográfico que está siendo dirigido hacia ellos.

Fuego en el mar es, sin duda, una magnífica exploración de 74 minutos dinamizada por contrastes: día y noche, dentro y fuera, vida y muerte, consciencia e inconsciencia, ficción y no ficción entre otros binomios. Desde sus primeros 5 minutos se nos anuncia, a través de imágenes, esa extrema dicotomía que gobierna todo el film, cuyo tema va más allá de presentar la problemática de la migración y nos somete, sutilmente, a la reflexión de un mayor contraste: observamos solamente esa realidad o actuamos a la medida de nuestras posibilidades para contribuir a la solución de esa problemática.

Comenzando con el contraste entre día y noche, podemos ver bajo el sol, la tranquilidad del niño protagonista (Samuele) y su mundo de juegos que abruptamente se contrapone a la noche, donde no podemos ver más que lo que nos permiten unos dispositivos de búsqueda. Aquí el sonido toma gran relevancia para manifestar un grito desesperado que abraza la lucha de 250 personas que imploran, ya sin tiempo, ser rescatadas del mar para sobrevivir.

Otro punto de realidad contrapuesto en el film, es tierra y mar. La primera, mediante locaciones interiores cargadas de pasividad, que parecen casi ignorar lo tumultuoso de la precaria y desgarradora situación que constantemente toma lugar en el exterior mar. Una oposición como recuro técnico de la película es la ficción insertada en todo este entramado real, pues muchas de las acciones y diálogos de Samuele denotan dramatización. Este recurso en ningún momento desacredita todo el trabajo documental de Rosi, sino lo contrario, lo valida como una obra de cine que habla de una realidad específica desde esa misma realidad.

Finalmente, los dos mayores contrastes que sobresalen en esta película, son revelados a través de la otra figura crucial en este relato real: el doctor local. Es él, quien mas ha presenciado en este lugar como la vida da paso en un instante a la muerte; y por ello, se convierte en el polo opuesto en términos de nivel de consciencia a Samuele, quién por su edad, probablemente, o condicionado por el mundo que va creando para él su familia, se nos muestra completamente ajeno a esta desoladora e inaplazable problemática de nuestro tiempo.

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Es a través de los diálogos del doctor, que podemos conocer su implicación y acción directa en la misión de ayudar a salvar estas vidas, y a su vez, también por sus palabras, vislumbramos algunos puntos de vista de pobladores de Lampedusa, quienes asumen, contrapuesto a lo que él piensa, que el ser humano puede acostumbrarse a ver pasar frente a sus ojos, la brutal perdida de vida de miles de hombres, mujeres y niños que, en un intento por buscar la libertad, se lanzan a cruzar territorios de las maneras más inhumanas que podemos imaginar.

Rosi nos regala con este documental, un ejemplo necesario del cine como una de las mejores herramientas de visualización de nuestra realidad, al mas puro estilo del Cinema directo, donde no se necesita hacer uso de recursos provocadores externos como música extradiegética, textos o movimientos de cámara que manipulen nuestras emociones. Por el contrario, este film apuesta por incorporar en su lenguaje gramatical, únicamente los sonidos directos de lo que graba y además, evita dirigir deliberadamente nuestra mirada, mas de lo que lo hace, con los fragmentos de realidad que se han seleccionado y que son mostrados principalmente en planos generales y medios. Esta estética práctica y observacional presente en todo el film, se complementa con pequeñas secuencias que rompen, por momentos, nuestra posición como observadores, al encontrar miradas y diálogos lanzados hacia nuestra dirección; un ejemplo de esto, lo tenemos cuando un sobreviviente relata atroces detalles de esa travesía, que a diferencia de su caso particular, ha acabado con la vida de alrededor de 15,000 personas.

Definitivamente, la importancia de esta película, mas allá de su contribución al mundo del cine actual, yace en su sutil énfasis testimonial, la que la convierte en un llamado de atención en tiempo real, para que atendamos de manera inmediata esta alarmante situación, que no es nueva, pero que está creciendo rápidamente ahora también en todas las direcciones de nuestro planeta. Así pues, Lampedusa se convierte en la metáfora, una metáfora de ese ser humano que recibe y ayuda a otro ser humano, cuando este último lo necesita desesperadamente.

Darwin Yaney Mendoza

 

 


“A dragon arrives” El pasado escondido entre capas de polvo

Título original: EJHDEHA VARED MISHAVAD!

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Formato: DCP / 2.39:1 / color / 5.1
Duración: 108 min.
Idioma: Farsi

Escrita y dirigida por Mani Haghighi, “A dragon arrives” llega al Costa Rica Festival Internacional de Cine 2016 seduciendo con los códigos del más clásico cine criminal y con los límites de la estética documental, película con tintes de  género fantástico, histórico, y documental enmarcada perfectamente en un contexto policíaco, se presenta como una de las propuestas transoceánicas más frescas de la ficción contemporánea.

Un guión muy sólido, que algunas veces exagera en cuanto a información verbal, a lo largo de la película desarrolla un hilo argumental que sirve de plataforma donde se construye un paisaje sonoro que logra estar siempre a la altura de un maravilloso paisaje visual, natural, existente en la isla ahora desértica de Qeshm. El paisaje visual, realmente impresionante, alberga, por un lado, un misterioso espacio sacro, y por otro, los acontecimientos que mueven al espectador entre la superstición y la referencia iraní al año 1965. Este vaivén entre lo anecdótico-histórico y la invención desbocada, lleva a esta película a un interesante punto entre la locura y la mitología.

El sonido, protagonista literal en la película por su relevancia en el registro de los hechos dentro de la trama principal, ofrece también como recurso expresivo una atmosfera mística y alucinante que contribuye con el disfrute de imágenes deslumbrantes de la locación principal en esta alucinación presentada como basada en hechos reales.

Una película que puede ser disfrutada y analizada en una extensa gama de niveles superpuestos y flexibles como capas de polvo. Esta profundidad oscilante hace que la película no desvele un tema específico en ningún momento. Como su director comenta, es necesario aproximarse al film desde una perspectiva surrealista, si se tiene la necesidad de ahondar en su significado.

Lo que está asegurado es que estaremos  frente a un film sonoro y visualmente exquisito. La narración abre una invitación a indagar -post visionado- un período histórico iraní especifico que según pistas en el filme podemos ir entrelazando a través del mismo cine, ya que, la película, en un ejercicio de metalenguaje, se mueve entre retratar el registro cinematográfico documental actual, mientras trata de reconstruir memoria histórica y claramente hace referencia a la producción de la intrigante película de ficción “El ladrillo y el espejo” de Ebrahim Golestan, abuelo de Mani Haghighi, ambos directores comprometidos con su tiempo y con la evolución del cine iraní.

Darwin Yaney Mendoza